El precio de la atención

En el contexto de pandemia mundial, estudios han revelado un aumento transversal en el uso de redes sociales de lxs Chilenxs, cuyas horas en ciertas redes de mensajería -como Whatsapp, Facebook e Instagram- han aumentado en promedio 4 horas desde el inicio del confinamiento. Pasando de un promedio de 18 horas semanales a 22 horas semanales. Aumento que sorprendentemente se ve aumentado en todos los rangos etarios. (La Tercera, 2020). Esto en un principio se puede ver como algo positivo, debido a que es una manera de mantenernos conectados virtualmente con nuestros seres queridos en tiempos de distancia social, pero bajo lo postulado por Michael Goldhaber (1997) es preocupante dado que esta pandemia nos puede hacer aún más dependientes y partícipes pasivos de la llamada “Economía de la atención”. 

¿Que es la economía de la atención? 

Goldhaber (1997) escribe en un contexto de múltiples cambios a nivel mundial, marcados por el acelerado aumento de las tecnologías digitales. Para su análisis profundiza en el concepto de la economía de la atención, acuñado inicialmente por el economista y psicólogo Herbert A. Simon, “que representa un cambio de paradigma en torno a la forma de entender la comunicación humana” (“Economía de la atención III – Análisis del concepto de Michael Goldhaber”, 2010) que marca una transición en la economía que podría pasar en una economía basada en la materia a una economía basada en atención. Muchas personas ahora dejan los trabajos de manufactura gracias a la tecnología y trabajan en el manejo y la gestión de información. Además, en las redes digitales hay muchos servicios que ahora se están ofreciendo de forma gratuita, como el de mensajería, gracias a Facebook y demases. Muchxs podrían decir que a esto se le podría llamar “economía de la información”, dado que hay más trabajadorxs ahora manejando información y menos en manufactura, pero Goldhaber rechaza esto: dice que la información abunda, pero la atención es escasa(“Paying Attention: The Attention Economy”, 2020). La atención entonces se convertiría en la economía del ciberespacio. De esta forma hay algo que nos controla o motiva a ver ciertas publicaciones en los medios digitales o a pasar cierta cantidad de tiempo en ellos, pareciera que fuera una mano invisible, pero en realidad según Goldhaber más bien sería nuestra atención controlada por nuestra adicción.

¿Porque es esto preocupante? 

Sadin (2019) reflexiona en torno al avance de las tecnologías, en específico en lo que concierne a la inteligencia artificial. Su diagnóstico es más bien optimista, argumentando que lo que caracteriza a este tipo de inteligencia es la capacidad de “(…)garantizar la gestión de actividades existentes o nuevas de modo infinitamente más rápido, optimizado y fiable” (Sadin, 2019). Estas estarían entonces, más capacitadas para tomar decisiones, ganando cierta supremacía simbólica en cuanto a las evaluación y decisión respecto a asuntos humanos.

De esta manera, según Sadin, se estaría dando un doble reposicionamiento del ser humano: (1) en primer lugar, no serían auto-definidos como los únicos portadores de juicio, sino que incluso la inteligencia artificial significa una instancia de verdad superior. (2) Por otro lado, ya no es el ser humano quien ejerce su poder de acción, sino esta fuerza interpretativa y decisional que se tiene por más eficaz. (Sadin, 2019)

Es especialmente este último aspecto mencionado por Sadin –la pérdida del poder de acción– la que nos deja en un espacio de pasividad y recepción. Si bien las tecnologías permiten formas de eficiencia inéditas, son estas las que paradójicamente crean un espacio propicio para la economía de la atención y los problemas que este tipo de sistema implica.

En primer lugar, la economía de la atención se sirve de la adicción de los seres humanos a las redes sociales. Según Sherman, et.al (2016), los “me gusta” serían capaces de activar la misma región cerebral relacionada a ganar dinero o el placer de comer chocolate, generando comportamientos adictivos. Otro componente adictivo de estas redes es la herramienta del refresh, la cual se dice gatilla las mismas áreas del cerebro que tirar la palanca de una máquina de casino (Lewis, 2017).Es esa la razón por la cual aplicaciones como facebook, twitter e instagram tienen un infinito scroll, en el cual se puede estar horas observando diverso contenido (Andersson, 2018).  Además del impacto a nivel cerebral, existe un componente social que nos hace dependientes de estas tecnologías: el FOMO, es decir, el  fear of missing out (miedo a no estar al día). Este es entendido como “(…) la angustia que algunos usuarios de las redes sociales presentan por temor a no enterarse de informaciones o eventos (…)” (Schaarschmidt, 2018). Según el psicólogo Andrew Przybylski “el síndrome FOMO actúa como una suerte de bisagra entre la insatisfacción y el uso de las redes sociales: las personas que tienen la necesidad de contacto humano pero no logran satisfacer esa carencia, sienten un mayor desasosiego ante la posibilidad de perderse eventos o información importantes, por lo que pasan cada vez más tiempo conectados” (Schaarschmidt, 2018). 

En el siguiente video se puede apreciar tanto el fenómeno FOMO como la adicción a las redes sociales y las consecuencias de esto. El protagonista del video nos habla de lo que ocurre con nuestra atención y tiempo en las redes sociales, y de cómo una solución podría ser apagar los dispositivos electrónicos. Pero esta no es un verdadera solución ya que se termina con el problema de raíz, y mucha veces trae otros problemas como ansiedad o angustia por no enterarse de las noticias el momento correcto.  

Otra problemática que se evidencia en este video es la cantidad de tiempo que pasamos en estos medios y cómo afectan nuestra productividad. Sin darnos cuenta, le entregamos mucha parte de nuestro día a pantallas y luego nos quedamos sin tiempo de calidad para nuestra familia, nuestros estudios o para realizar actividad física. Dentro de este mismo video se expone la investigación de Gloria Mark (2008) en donde muestra que el tiempo “reconcentración” en las tareas una vez que perdemos nuestra atención producto de alguna notificación por la redes sociales. La investigadora comenta que por lo general antes de volver a nuestra tarea inicial realizamos otras 2 tareas anteriores. Es problemático como con el paso del tiempo y el surgimiento de estas tecnologías concentrarnos se nos hace cada vez más difícil. (Mark et al., 2008).

La adicción a las redes sociales -causada tanto por el placer que genera y la angustia de su no-uso- resulta problemática ya que deriva en un mayor gasto de energías. Como se mencionó anteriormente, el tiempo de uso de estos dispositivos no solo es alto, sino que ha aumentado en tiempos de pandemia. Cabe cuestionarse entonces la cantidad de energía empleada para el uso de redes sociales en tiempos difíciles, donde se vuelve crucial un uso sostenible de estas.

¿Cual es el propósito de todo esto? ¿Ganan estas plataformas con nuestra atención? la respuesta es sí, bastante. La economía y estas plataformas pueden servirse de nuestra atención y exponernos a publicidades. El uso excesivo de las redes sociales se vuelve especialmente útil , ya que ahí nos pueden bombardear infinitas publicidades y productos. Es por esa razón que nuestra adicción es tan necesaria para estas plataformas y porqué se pelean por ella. Rifkin, al referirse al materialismo que aqueja a nuestra sociedad se refiere directamente a las publicidades: 

“La publicidad es la droga que alimenta la adicción del materialista puesto que va haciendo mella en su sensación de inadaptación y soledad. Promete que los productos que anuncia realzarán su personalidad, lo harán más atractivo y aceptable para los demás (…) la publicidad alimenta la idea de que la propiedad es la medida del ser humano y presenta los productos y servicios como si fueran esenciales para la creación de la identidad de una persona en el mundo” (Rifkin, 2014 pág. 345)

En este sentido, las redes sociales, al ser un espacio propicio para las publicidades, serían una forma estratégica de fomentar actitudes materialistas. Está más que claro que este tipo de actitudes entran en conflicto con una sociedad sostenible, fomentando la compra de miles de productos que son innecesarios, pero se nos muestran como cruciales. 

¿Qué se puede hacer al respecto?

Frente a este escenario se podría decir que el futuro se ve poco prometedor, pero si ponemos atención en las reflexiones de Rifkin , este autor considera que a futuro predominará  la procomun colaborativo en conjunto con la economía capitalista. A través múltiples estudios pone en evidencia que las nuevas generaciones tienen menor tendencia al materialismo, y más a la empatía y a la colaboración. Estas características están acuñadas en lo que él llama Homo empathicus, y estaría representado por lxs más jóvenes.

Las nuevas generaciones presentan características positivas y esperanzadoras para la sociedad. Ellas cada dia mas, son conscientes de los consecuencias negativas que tiene el uso en exceso de las redes sociales. En esta línea hay redes sociales, que se han puesto más humanitarias, preocupadas por la persona en sí. Con técnicas como la eliminación de notificación o ver el tiempo de tiempo de uso de las aplicaciones, se puede tener un uso responsable y crítico de estos medios tecnológicos. Ser capaces de tener un manejo crítico de las redes sociales es importante porque ayuda a tener nuestras metas claras en comparación con las que no nos aportan y nos hacen adictos. Las posibilidades de un consumo crítico de las redes sociales están inscritas en las mismas. 

Una muestra del consumo responsable de estas redes es la emergencia de un nuevo movimiento que se opone al FOMO: se trata del JOMO, el joy of missing out. Esta es la tendencia a disfrutar del momento e intentar desconectarse. Esto sin menospreciar el rol que tienen las tecnologías hoy, sino que encontrar un equilibrio.

“Para mi, se trata de poner límites,” menciona Cara Wenig, 30, una representante de ventas y practicante del JOMO. “En mi trabajo, es muy importante responder rápidamente y estar al tanto de todo, así que no es como que me pueda desconectar del todo. Pero sí puedo ser más consciente de ello”. (Phelan, 2018)

Lo anteriormente expuesto coincide con el aumento del consumo colaborativo y la economía del compartir. Este último concepto lo podemos ver presente en muchas aplicaciones de hoy en día , como en las que se comparte el uso de las bicicleta , el uso de autos, o por ejemplo el recibir viajeros en tu casa de forma gratuita como lo muestra la plataforma couchsurfing. Estas apps van creciendo y estan cada dia mas de moda, ya que es posible decir que comparten características con los jóvenes, como por ejemplo el compromiso con causas humanitarias y de sostenibilidad, y el valor del medioambiente no como instrumento sino como su valor intrínseco en sí. Es así como a través de la concientización y el consumo crítico de la tecnología efectivamente se puede avanzar a un modelo colaborativo y sostenible. 

Tags: adicción, redes sociales, economia, publicidad, consumo, atención 

Bibliografía 

  • Andersson, H. (2018). Social media is ‘deliberately’ addictive. BBC News. Retrieved 12 May 2020. 
  • Ashley, M. (2019). Sick Of The Attention Economy? It’s Time To Rebel. Forbes. Retrieved 12 May 2020.
  • Economía de la atención III – Análisis del concepto de Michael Goldhaber. Sociologiayredessociales.com. (2010). Retrieved 12 May 2020.
  • Goldhaber, M. (1997). The Attention Economy and the Net. Firstmonday.org.
  • Lewis, P. (2017). ‘Our minds can be hijacked’: the tech insiders who fear a smartphone dystopia. the Guardian. Retrieved 12 May 2020. 
  • Mark, G., Gudith, D., & Klocke, U. (2008). The cost of interrupted work. Proceeding Of The Twenty-Sixth Annual CHI Conference On Human Factors In Computing Systems – CHI ’08. https://doi.org/10.1145/1357054.1357072
  • Paying Attention: The Attention Economy. Berkeley Economic Review. (2020). Retrieved 12 May 2020.
  • Phelan, H. (2018) How to Make This the Summer of Missing Out. The New York Times. 
  • PM, C. (2020). De 18 a 22 horas semanales: el fuerte aumento de uso de aplicaciones de los chilenos – La Tercera. La Tercera. Retrieved 12 May 2020.
  • Rifkin, J. (2014). La sociedad del coste marginal cero. El internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo. Quinta parte (Caps. 15 y 16) y Epílogo. Buenos Aires: Paidós. 
  • Sadin, E. (2019). La inteligencia artificial: el superyó del siglo XXI. Revista Nueva Sociedad N. 279. Buenos Aires Argentina. 
  • Schaarschmidt, T. (2018). FOMO o el miedo a perderse algo. Investigación y Ciencia. Retrieved 12 May 2020.
  • Sherman, L., Payton, A., & Hernandez, L. (2016). The Power of the Like in Adolescence: Effects of Peer Influence on Neural and Behavioral Responses to Social Media – Lauren E. Sherman, Ashley A. Payton, Leanna M. Hernandez, Patricia M. Greenfield, Mirella Dapretto, 2016. SAGE Journals. Retrieved 12 May 2020.
  • Will Schoder. (2016). The Attention Economy – How they addict us [Video]. Youtube. 

 

14 comments

  1. Estimadas, muy interesante y bien organizado el post (gracias por esos subtítulos que acompañan la lectura). Me gustaría recalcar específicamente un punto que mencionan del autor Goldhaber, quien dice que hoy “la información abunda, pero la atención es escasa”.
    El acceso ilimitado a la información es una de las promesas basales del desarrollo del mundo digital… Pero ¿cuánto acceso realmente existe cuando estamos hipnotizados por nuestras pantallas y perdidos en esta economía de la atención?
    Su artículo me hace reflexionar en el informe de la UNICEF 2017, titulado: “Niños en un mundo digital”. Pues éste recalca que: aunque los niños estén accediendo a internet a edades cada vez más tempranas, y por lo tanto están en condiciones de usar la computadora e internet, la mayoría de los jóvenes no saben ni 1) localizar, ni 2) interpretar la información de la web.
    De esta manera, tras leer su post, yo me pregunto cómo todavía creemos la promesa en la que un mayor acceso a internet equivale a un mayor acceso a información. Lo anterior es una completa falacia si primero no nos hacemos cargo de la problemática detrás de este artículo: la economía de la atención que genera una pérdida en el poder de acción.
    Si queremos pensar un nuevo futuro de lo digital, es importantísimo que se ponga sobre la mesa los comportamientos adictivos que traen las nuevas tecnologías, y cómo podemos guiarlas hacia un consumo más responsable y equitativo; sobretodo con el segmento erario más joven de nuestra población.

    Dejo adjuntado el link del informe de la UNICEF.
    <a href="https://www.unicef.org/media/48611/file&quot;

    1. Estimada Enriqueta,
      es sumamente cierto lo que planteas de que es difícil hablar de “exceso de información” cuando es tan difícil canalizar nuestra atención por culpa de estas tecnologías que son deliberadamente adictivas. Es cierto, pero también es cierto que cuando Goldhaber lo postula no postula la información ilimitada como algo positivo sino como algo que también es capaz de entorpecer nuestra capacidad de atención. Ante múltiples estímulos es imposible prestarles atención a todos, por lo que terminamos prestandole atención al mas llamativo. Ahí es cuando nace la economía de la atención, una guerra entre las redes digitales para ganas nuestra atención y como se expone en el artículo es por eso que son deliberadamente adictivas.

      Me gusta lo que planteas respecto de lxs niñxs, es un mundo completo dentro del cual se puede indagar, debido a que como dijiste cada vez entran mas jóvenes al ciberespacio y ya existe mucho contenido destinado a ellxs que no es regulado por casi nadie. Contenido que también es altamente adictivo y del cual no siempre los padres tienen el control. Es realmente preocupante debido a que efectivamente todavía no tienen la madurez para consumir el contenido digital de manera crítica (muchxs adultxs no siempre somos críticxs con el contenido que consumimos) . Es algo que quizás dentro de los estudios y criticas que se le hace a la economía de la atención debería ser revisado. Me gustó mucho tu perspectiva, gracias por el nuevo enfoque y por el informe de Unicef. Que bueno que te gustó el artículo.

      Saludos

      Martina, Pía y Javiera

  2. Estimadas:

    Agradezco mucho su post, la verdad es que encuentro super llamativo el cambio que se hace desde el síndrome FOMO al síndrome JOMO, sobre todo pensando en la cantidad de información sensible que habita en internet y que muchas veces es inevitable que nos aparezca.Considero relevante también cómo se concibe este cambio en la actualidad pensando en los niveles de ansiedad, estrés y angustia que muchas veces nos produce el miedo a perdernos algo y estar siempre informado.

    Pienso en casos recientes como la filtración de contenido sensible en redes sociales donde debido a la pandemia se ha visto una baja restricción de contenidos sensibles (como las páginas de contenido de pornografía en Instagram o videos referentes a muerte/heridas en Twitter). Si bien este tipo de contenido inapropiado suele ser revisado por equipos de las mismas redes sociales, con la pandemia esta función-en algunos casos- se ha delegado a la Inteligencia Artificial, como se menciona aquí; generando así problemas de filtro de contenido. Por lo que lo relaciono mucho con lo que ustedes plantean en su post referente a Rifkin con el procomún colaborativo considerando las nuevas generaciones como más empáticas y menos materialistas, pero creo que también me produce más dudas que respuestas lo que depara de esta relación de las nuevas generaciones y la forma en que se enfrentan a este torrente de información, considerando muchas veces que estos flujos de información chocan con nuestro bienestar mental.

    Creo que los grandes desafíos en torno a estas materias se encuentran en el balance de la integridad personal y el flujo de información que suponen esta lógica de la economía de la atención.

  3. Las nuevas generaciones de medios electrónicos están diseñados para producir adicción y esta es una de las críticas más concretas que se puede hacer al espíritu de Silicon Valley y a la economía de la atención. Las empresas de las grandes redes sociales cuentan entre sus equipos no solo a diseñadores digitales sino también a psicólogos y neurocientíficos, lo que nos plantea la pregunta por la ética que hay detrás de estas innovaciones. En pandemia, existe el miedo a no estar al día, porque se trata de una situación catastrófica, la población necesita orientarse e informarse para saber cómo actuar. Me llama la atención lo que plantean sobre el cambio en los más jóvenes, tengo dudas respecto a eso y les pregunto si pueden desarrollar mejor esta parte del argumento. Finalmente mencionar que el mayor peligro está en la exposición de niños y niñas a estos medios porque el impacto a nivel cerebral es evidente y se ha estudiado de manera extensiva.

  4. Hola Pame!

    Oye gracias por el comentario. Es bacan el punto que estay poniendo en la mesa, sobre la información que nos aparece en nuestros inicios y que puede ser realmente violenta y afectarnos mucho. En ese sentido siento que la desconexion no tiene ese tono medio hippie del JOMO (desconectarte, vivir el presente, etc), sino que se vuelve realmente una necesidad. Nos podemos desconectar, pero esas imagenes seguiran volviendo a nuestra cabeza.
    Es rescatable -dentro de- la funcion de instagram de detectar el contenido sensible y preguntarte si de verdad quieres ver eso. Pero, como tu dices, el mecanismo que detecta estas imagenes puede ser re deficiente y aun asi nos topamos con imagenes/videos que nos chocan y afectan muchisimo.

    Saludos, que esti bien 🙂

    Pía, Martina y Javiera.

  5. Estimadas compañeras:

    Muy interesante el artículo. Me resulta muy llamativo como la tecnología va “colonizando” los distintos ámbitos de la vida, y muchas veces es incorporada de manera acrítica. En este sentido, todos somos víctimas y victimarios de todas las pantallas que usamos durante todo el día, sobre todo en tiempos de encierro. Cotidianamente, nos vemos bombardeados de información de distinta índole que busca nuestra atención, y siento que produce un efecto mencionado por ustedes que es muy relevante: la falta de concentración. Creo que estamos perdiendo esa facultad, y que el uso de todas las pantallas va mermando nuestra capacidad de concentrarse y limitando la concentración en otras actividades de la vida. El celular, en particular, es la pantalla que más lo impide: cuantas veces miramos la hora, los mensajes que van llegando, o simplemente actualizamos el scroll. Vivimos en un constante estado de alerta de comunicación, donde frente a cualquier sonido del celular sentimos la necesidad de saber que esta pasando. Sumado a esto, siento que el hecho de estar frente a la pantalla bajando la aplicación para buscar alguna publicación de interés no consiste en una concentración efectiva, más bien un estado vegetativo de muy baja concentración que busca información rápida y simple de entender, que no sea un desafío para la persona. Frente a esto, creo que la mejor solución es desconectarse para dejar de sentir esa ansiedad que generan las redes sociales. Con esto refiero a la necesidad de descansar de las pantallas, de apagarlas un par de horas para poder sacar las ideas de ahí, y lograr concentrarse efectivamente en las otras actividades humanas.

    Ahora, si bien ustedes presentan una visión optimista sobre el futuro y el rol de nuestras generaciones, por presentar características más positivas y empáticas, en la otra cara de la moneda estamos creando jóvenes cada vez más adictos a las pantallas. Lxs niñxs cada vez acceden a tecnologías a más temprana edad, lo que genera dependencias y abuso de las pantallas y el internet, debido a que esto les genera placer. Entonces, como sociedad nos enfrentamos a un gran desafía, que ustedes también mencionan: el uso crítico de las tecnologías.

    Dejo aquí adjunto una noticia que puede explicar desde la psicología los peligros de la adicción a las pantallas para lxs niñxs

    1. Hola Pepe, estamos de acuerdo contigo en que hoy en día se pueden estar formando niños mas adictos a la tecnologías. Pero aun así creemos que es posible darle otro sentido a lo que sucede. Sin duda los efectos negativos de un mal uso de internet y de las tecnologías se evidencian en poco tiempo, por esto mismo creemos que se esta generando una consciencia critica sobre el uso de estas tecnologias. Gracias a este consumo mas critico, creemos que eventualmente llegaríamos al pro comun colaborativo que comentábamos.
      Saludos,
      Javiera, Martina, Pia

  6. Compañeras muchas gracias por plantear este tema! Creo que es fundamental que nos hagamos cargo de las complejidades y peligros a los cuales nos vemos expuestos ante el avance de las tecnologías digitales. Me parece Personalmente me parece muy interesante la tensión entre FOMO y JOMO, creo que esta pandemia nos ha hecho evidenciar esa tensión constante entre querer ser parte de todo lo que sucede a nuestros alrededor, y sentir agobio de estar siempre conectado. La hiperconectividad evidentemente es agobiante, y en ese sentido, hay un riesgo al estar expuestos constantemente a nuestras propias redes sociales.
    Al leer su post, distintas cosas me vienen a la cabeza, en primera lugar pienso en si realmente esta hiperconectividad en donde le prestamos atención a un sin fin de eventos y personas simultáneamente, implica una real interiorización, o conexión con las cosas que vemos y leemos. Personalmente creo que en la medida en que nuestra atención trabaja sobre tanto frentes, nuestra real capacidad de involucrarnos, tanto en relaciones personales, como en interesarnos en noticias o eventos se vuelve muy superficial. Creo que el ejemplo del scroll es clave, esa sensación de tener que ser parte, y saber lo que esta pasando con nuestros amigos, y en los eventos y noticias del país, pero sin nunca realmente internalizar dicha información. Por otra parte, su post también me hace reflexionar en torno a la dependencia y la validación que necesitamos de esta exposición a las redes sociales. Nuestra exposición es tan grande, que al día de hoy, ese deseo de consumir me gustas es parte de nuestras necesidades diarias, y eso también llega a ser agobiante.

    En ese sentido, creo que es sumamente importante repensar el sentido que le damos al uso de nuestras redes y de las tecnologias digitales. Y en se sentido, luchar por no perder dicho sentido. No ser un miembro inherte dentro de esta maquinaria.

    1. Hola Dani, gracias por tu comentario. Como le comentaba a Pepe creo que ese peligro de peder el sentido en el uso de las tecnologías esta muy presente , y sin duda puede ser un efecto de nuestro consumo. Pero sigo considerado que cada vez mas se generan discusiones y reflexiones sobre las consecuencias de nuestro consumo o los peligros de internet. Estar conscientes de estas situaciones promueven una reflexión sobre un consumo critico, por eso creo que aun hay una salida mas optimista.
      Tambien me gustaria comentar que tengo la misma sensación tuya frente a la tensión existente entre el FOMO y JOMO, y aunque me encanta la idea del JOMO creo que cada vez es mas dificil practicar esto hoy en dia.

      1. Yo creo que parte de ser parte de este debate critico respecto a nuestro uso de tecnologías, es enfrentar esta tensión entre FOMO y JOMO. Yo personalmente en este contexto de pandemia me he visto muy enfrentada a esa tensión. A querer estar informada, y pendiente de las noticias y de mis amigos, ya a la vez, sentir el deseo y la real necesidad de no saber nada de nadie, y desconectarme. Creo que lidiar con eso, y encontrar el balance, será uno de los grandes desafíos de nuestra vida a futuro.

  7. Muy bueno este post! Bien estructurado y los subtítulos ayudan mucho a interiorizar de mejor manera la información. Al leerlo me se me hizo muy evidente lo inmerso que uno puede estar en en este tipo de “competencia” que existe por estar al día y no tenía idea que se calificaba como síndrome. En el contexto de pandemia creo que cada vez se fomenta mas el FOMO ya que si uno es responsable y se queda en casa, las redes sociales son la forma mas fácil de escapar del aburrimiento o de conectarse con otras personas como muestran que los chilenos hemos aumentado 4 horas diarias en el uso de las redes sociales. Para mi lo que mas me preocupa es que va a pasar con todas las personas adictas a las redes sociales que se generaron por la pandemia, al termino de esta. Vivir con angustia o miedo de quedar fuera puede significar serios problemas de salud mental por lo que agradezco mucho que lo hayan hecho consciente en mi y ojalá poder divulgar esta información a mayor escala ya que Chile claramente no necesita otro problema.

    Saludos

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