Mujeres y ciudad: Bienestar desde la colectividad digital

Por: Anaí Cerda, Natalia Rojas y Florencia Salim

Ya es sabido que, como en muchos otros aspectos de la vida, la experiencia de las mujeres en la calle es muy distinta a la experiencia de los hombres en el mismo espacio urbano. La seguridad que perciben es un importante ejemplo. Basta pensar en caminar. Son las mujeres quienes con esta simple acción deben enfrentarse constantemente al acoso y a la violencia en la vía pública (Libertun de Duren, Hiramatsu, Ariza & Silva de Anzorena, 2018) lo cual las hace elegir opciones alternativas de caminos para llegar a su destino e ir modificando la ciudad disponible mediante su experiencia.

Las Naciones Unidas (2016) postula que para desarrollar ciudades sostenibles, se necesita la planificación de un territorio con perspectiva de género, debiendo proporcionar medidas y servicios de apoyo que sean igualmente accesibles tanto para hombres como para mujeres, y que respeten y logren satisfacer sus diferentes necesidades mediante el diseño y distribución de intervenciones de desarrollo. Además, las Naciones Unidas (2016) revela que la violencia urbana que sufren las mujeres redefine y restringe el tiempo y el espacio del intercambio y la circulación en la ciudad.

Las autoras muestran que al momento de pensar en la productividad de una ciudad inclusiva desde una perspectiva de género asaltan dos problemas recurrentes respecto a la violencia que viven las mujeres. El primero de ellos, es el acoso en el transporte público, problemática que Estados Latinoamericanos como El Salvador han resuelto mediante la creación de una “Línea Rosa” como empresa de transporte público por y para mujeres. El segundo problema, es el acoso en el espacio público, en la calle. Si bien se ha tratado de dar una solución a nivel legal, condenando como un delito el acoso callejero, esta no es suficiente para la seguridad en la vía pública (Libertun de Duren, Hiramatsu, Ariza & Silva de Anzorena, 2018). ¿Cómo se desarrolla entonces, una ciudad innovadora y sostenible si la mitad de su población se siente insegura en ella?

El avance en políticas públicas que promuevan el desarrollo de ciudades sostenibles se ve exigido a acoger una perspectiva de género en cada uno de sus pasos. Esta comunicación tiene que generarse entre la vivencia de las mujeres y quienes pueden hacer de esto una política pública. Noveck (2015) plantea que “las tecnologías de la expertiz pueden ser empleadas para reorganizar y reestructurar instituciones administrativas mediante el hacer experto de todas las personas -no solamente de una élite educacional con credenciales- que haga más visible, localizable y útil el poder abordar problemas públicos” (p.111) De esta forma, mediante el uso de herramientas tecnológicas como apps, las comunidades pueden configurar sus espacios desde la expertiz que les confiere la experiencia. Esto se revela en un término acuñado por Noveck (2015), llamado translucidez social o reflejo social, el cual supondría una mayor coordinación efectiva del grupo a través de la mayor conciencia de las acciones, que es lo que precisamente materializan plataformas como las apps. Se va configurando un espacio en donde la experiencia, de las usuarias en este caso, es el elemento central que va notificando a la comunidad que participa de ella, acercándose a un procomún colaborativo.

La app Mumalapp es una aplicación creada en Argentina por la agrupación Mujeres de la Matria Latinoamericana junto con el Observatorio Ni una Menos de ese país, desarrollada para poder denunciar el acoso callejero y mapearlo al registrar el lugar en el que ocurrió la agresión. Con esta información generada por un vasto número de mujeres sin necesidad de alguna credencial, el Estado Argentino puede incorporar a su planificación urbana medidas que hagan de su ciudad un espacio seguro.

El desarrollo de tecnologías y plataformas accesibles que integren la experiencia y el conocimiento a un costo cero, siendo un servicio disponible y gratuito, ilustra lo que propone Rifkin (2012). La economía de abundancia que el autor describe puede ser entendida también desde la abundancia de conocimientos, experiencias e información puesta a disposición de la sociedad, de forma solidaria y empática, en este caso, para construir ciudades inclusivas. Si bien este es un ejemplo dentro de varios que pueden existir, ilustra la posibilidad de utilizar la tecnología de forma colectiva para repensar el espacio público desde una perspectiva de género. 

Este es un tema que no es nuevo en algunas partes del mundo, donde el avance de políticas de género y de inclusión han ganado espacio en la planificación urbana, pero en Latinoamérica es un conflicto que creemos no ha sido visibilizado e incorporado en la política pública con la urgencia que requiere. El Artículo 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) contempla que las ciudades y comunidades humanos sean inclusivos, seguros y sostenibles de forma integrada. Pensar en una ciudad sostenible también implica que se garantice el bienestar de todes sus habitantes. Si no es el Estado quien toma la iniciativa de resolver un conflicto público, la sociedad hoy tiene la capacidad de desarrollar herramientas para abordarlo de manera colectiva. No hay duda que esto requiere una coordinación y disposición de parte de las personas, mas si lo pensamos en relación a la denuncia de situaciones de vulneración y de acoso sexual callejero, pero es posible reconocer que las ventajas que esto puede representar son mayores. ¿Cuáles son las posibilidades que entregaría un mapeo urbano de zonas propensas al acoso en el espacio público? ¿De qué manera la innovación en tecnología permite diseñar la ciudad de manera inclusiva y colectiva entre todes quienes habitan en ella?

 

Bibliografía

  • Libertun de Duren, N., Hiramatsu, A., Ariza, M., & Silva de Anzorena, M. (2018). Ciudades Inclusivas: Productividad urbana a partir de la igualdad de género. Nueva York: Banco Interamericano de Desarrollo. Retrieved from https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Ciudades_Inclusivas_Un_camino_hacia_la_productividad_urbana_a_partir_de_la_igualdad_de_g%C3%A9nero_es_es.pdf
  • Naciones Unidas (2016). Territorio e Igualdad: Planificación del desarrollo con perspectiva de género. Santiago de Chile: Naciones Unidas. Retrieved from https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40665/1/S1601000_es.pdf
  • Noveck, B. (2015). Smart citizens, smarter state. The Technologies Of Expertise and the Future of Governing. Capítulo 4: “The technologies of expertise”. Cambridge: Harvard University Press.
  • Rifkin, J. (2012). La sociedad del coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo.Capítulo 15. 

By Natalia Rojas

Estudiante de sociología Ayudante de Investigación Educación UC Feminista, vegana, scout

13 comments

  1. Efectivamente existe un nicho tecnocultural muy promisorio de desarrollo sostenible, cuando integramos el objetivo Igualdad de Género (5) con el de Comunidades y Ciudades Sostenibles (11). Un buen ejemplo es la app argentina Mumalapp y va muy en la línea con las amplias posibilidades de procomún colaborativo que existen en una larga cola de posibles innovaciones sociales. Sin embargo, creo que estas iniciativas son mucho más efectivas cuando existe una coordinación entre el Estado y la sociedad civil, en línea con lo que plantea la profesora NYU Beth Simone Noveck (tecnologías de la experticia). Un Estado que se nutre de la inteligencia de la ciudadanía es un ideal latente, aunque estemos aún lejos de ello, al menos en Chile. He oído de varios proyectos en esta línea, solo lamento que tengan que tener un carácter punitivo, sin embargo, es el único camino de corto plazo frente a las décadas que toma generar cambios culturales por medio de la educación.

    1. Gracias profesor, claro, reconocemos e imaginamos el potencial que podría representar una coordinación estado-sociedad a través de plataformas tecnológicas que permitan colectivizar la planificación urbana. Pero como dice, creo que el Estado de Chile no ha logrado desarrollar este tipo de tecnologías y “modernizarse” de la manera que ciertos grupos de la sociedad civil lo podrían hacer. Yo también siento que, al menos las medidas que mencionamos, no están pensadas considerando un cambio de conductas o de pensamiento en relación a el respeto y el bienestar de todes en la ciudad, sino en soluciones parche, pero nos pareció muy interesante y desafiante reflexionar sobre el rol que como sociólogas podemos tener en la configuración urbana e innovaciones, sobre todo con el interés de visibilizar que la sostenibilidad también involucra lograr el bienestar de las personas, no sólo desde una visión “económica”, sino en relación a cómo habitamos nuestros espacios.

  2. Que interesante! No sabía que existía esa aplicación y la encuentro muy útil. Muchas veces he tenido que cambiar mis recorridos por las calles, evitando pasar por construcciones de edificios o locales donde venden autos, para ahorrarme un momento de acoso callejero. Es una pena y es injusto. Por lo mismo, me parece algo totalmente necesario el hecho de desarrollar ciudades sostenibles y seguras, como lo es el uso de esta aplicación, separar el transporte público, mejorar la luminaria de las calles, evitar terrenos baldíos, entre otras.

    1. Hola Trini, claro es muy útil este tipo de aplicaciones y justamente es lo que mencionas con respecto a organizar y mejorar la ciudad con respecto a la infraestructura es lo que se hace necesario para poder mejorar el potencial de este tipo de plataformas. Así como también la difusión hacia la mayor cantidad de mujeres, en este caso, posible, ya que todas nos hemos enfrentado a estas situaciones y no todas tienen acceso al conocimiento si quiera de estas iniciativas. Pero también es cierto podemos ir formando de a poco este espacio en conjunto.

  3. Hola, la aplicación que mencionan me recuerda a otra que sé que se utiliza en ciertas partes de Chile que se llama SoSafe, donde uno hace una denuncia por esa app y se conecta al parecer con seguridad ciudadana o algún ente de seguridad. Si bien no tiene el foco en las denuncias por acoso callejero, creo que eventualmente igual podría darse. Ahora bien, un poco lo que me preocupa de ciertos casos de denuncia, por ejemplo: excesiva bulla, es que creo que al tener una app, muchas veces se evitaría el propio contacto con tu vecino/a al llamar directamente a la policía. Creo que lo ideal, sería (mientras que el caso no sea peligroso) que uno entable la comunicación. A veces me preocupa como la tecnología nos va a alejando. Obviamente si son casos peligrosos, como lo es el acoso callejero, considero que es una buena herramienta mantenernos informadas, aunque me preocupa esto de la vigilancia con la tecnología.

    1. Hola Macarena, no teníamos conocimiento de la app que mencionas, me parece una iniciativa muy útil ya que se podría llegar eventualmente a tomar una acción concreta.Ahora bien, también es cierto que este tipo de aplicaciones puede generar algún tipo de ruido con respecto a cómo se estaría dando el vínculo social. De hecho, al crear la imagen de nuestro post también me cuestioné el uso excesivo de los celulares que uno ve día a día en el transporte público, sin embargo como el tema del acoso callejero creo que es discutible ya que es un tema más delicado en el sentido de que no siempre nos sentimos cómodas con la situación y sobretodo que la legislación chilena no nos acompaña mucho en este tema. Yo veo esta iniciativa como un llamado precisamente a generar redes de apoyo que el estado en este caso no nos estaría dando, pero también creo que debería ir acompañado de alguna iniciativa un poco más global en términos de concientización a toda la población.

  4. Hola! me gustó mucho su post. Es demasiado cierto que la experiencia de la ciudad es muy distinta cuando se es mujer. La decisión de que ruta tomar no está guiada en primer lugar por la rapidez y eficiencia, sino por la seguridad. Moverse por la ciudad se vuelve un tema estrategico, algo que planear, ver como superar ciertos obstaculos (evitar calles oscuras, vacías, etc). Tambien es super desgastante tener que ocultar el miedo que nos genera pasar por cierto lugar, poner la cabeza en alto y concentrarse en llegar al otro lado 🙁

    Es bacan como han surgido muchas aplicaciones, tales como la que mencionan ustedes. Hay una aplicacion que se llama She Drives Us, una especie de uber, pero solo para mujeres. De esta manera no solo garantizan un viaje seguro para las pasajeras, sino también para las conductoras.

    Si bien estas son una respuesta a nuestra necesidad inmediata de seguridad, al final del dia son insuficientes 🙁 Ojala la informacion recolectada por aplicaicones como Mumalapp pueda servir de insumo para las instituciones y que tomen accion, generando ciudades mas inclusivas para todas.

    1. Hola Pía! Gracias por tu comentario. Sí, hay variadas autoras que trabajan mucho con las desigualdades de género en el diseño de la ciudad y del transporte, y en lo distinto que es habitar para nosotras. Ana Falú, una arquitecta argentina, tiene grandes publicaciones respecto al derecho a la ciudad que tenemos las mujeres. La creación de aplicaciones como la que nombras, me parece fundamental, siento que es como el un poco más antiguo grupo de facebook “amiga, te llevo?” chileno. Del mismo modo, me esperanza saber que en Chile, desde las mismas profesionales de la ciudad (arquitectas, urbanistas, etc.) está surgiendo la urgencia de la visibilización de nuestra experiencia de habitar la ciudad, para así poder llevar como dices, toda la experiencia recolectada a las políticas públicas, a la acción. Recomiendo mirar la Red de mujeres por la ciudad, que surgió el año pasado, para demostrar que la ciudad es nuestra, y si no lo ha sido, tiene que serlo.

  5. Estimadas, gracias por la reflexión práctica. Yendo más allá de las ciudades, pienso que la tecnología podría ser una aliada importante para nuestra liberación como mujeres.

    De cierta manera su post me recordar bastante algunos planteamientos de Donna Haraway, específicamente cuando se refiere a los cyborgs como una especie de mecanismo-ser para difuminar los binarismos que nos han mantenido en una posición jerárquica. En el libro “Ciencia, cyborgs y mujeres” la autora plantea que “las máquinas pueden ser artefactos protésicos, componentes íntimos, partes amigables de nosotras mismas” (p. 306). Con esto, tiendo a imaginar futuros donde por ejemplo, podamos demostrarles a las Isapres (a través de alguna especie de tecnología que nos acompañe) que ya no estamos en edad fértil, que se nos acabaron los óvulos…por tanto, nos bajan la prima de maternidad. O bien, los mismos DIU podrían ser vistos como una tecnología que nos insertamos para controlar nuestra fertilidad (estamos siendo cyborgs entonces?). Asimismo, pienso en otros sistemas digitales integrados (ej. softwares) para facilitar el acceso a abortos seguros (cuando sea legal…, o en la clandestinidad con altos estándares de ciberseguridad): gestión de pastillas, acompañamiento, etc. Mi mente tiende a ir a posibilidades socio-tecno-biológicas.

    En lo personal, me motiva pensar una adopción y desarrollo de tecnologías desde una perspectiva feminista. Sólo necesitamos entender bien el problema y hacer el mach con la innovación. No digo que sea una tarea fácil, pero de seguro como sociólogas feministas podemos aportar a esta dirección.

    1. Interesante lo que planteas, especialmente cuanto te refieres a identificar bien el problema. Eso es parte de los métodos creativos de Diseño de pensamiento y futuros especulativos. La fusión cuerpo y tecnología ha sido un tópico muy desarrollado tanto en la cibernética comom en las artes mediales. Es también, un camino vertiginoso y de gran impacto en la concepción de lo humano.

    2. Querida, que interesante! Creo que este ámbito se escapa de lo que incluso había imaginado respecto al uso de la tecnología desde un enfoque de género, pero de todas maneras amplia la discusión al respecto. Tomando tus ideas, me parece interesante la relación entre tecnología y medicina, que creo que a pesar de ser un campo explorado, tiendo a pensar que está muy alejado del rubro sociológico, pero esta reflexión me invita a pesar que puede haber una injerencia de la sociología y de las ciencias sociales en la búsqueda de nuevas soluciones y propuestas de mejora en la calidad de vida.

  6. Me gusto mucho su post, encuentro que se aplica muy bien al objetivo de desarrollo sostenible sobre ciudades mas inclusivas. Aun así, me parece que una aplicación como la mencionada no sería tan útil al momento de vivir un acoso callejero, dado que la tecnología no permite identificar a la persona que realiza el delito ni activa una ayuda inmediata para la mujer. Por lo anterior, no sería tampoco una forma de disuadir a los- en su mayoría -hombres de realizar estas acciones.
    Por otro lado, como método de prevención en términos de planificación urbana, como ustedes mencionan, sí se hace notar la utilidad que tiene la tecnología y los medios sociales digitales para hacer mas visible el problema de violencia y acoso contra las mujeres. Este último punto creo que es lo mas relevante de las aplicaciones como Mumalapp, dado que hace mas fácil que se genere este procomún colaborativo que permita movilizar recursos e ideas para mejorar la seguridad que viven día a día las mujeres.
    En suma, creo que es un avance hacia una ciudad mas inclusiva, que visibiliza un problema serio como la violencia y el acoso callejero que vive la mitad de la población humana. Sin embargo, considero que aun así mantiene el foco en que la mujer es la que debe hacerse cargo de su propia seguridad, sin generar una toma de conciencia hacia los hombres que realizan los delitos. Aunque sé que de ocurrir eso, sí estaríamos frente a una sociedad distinta.

    1. Claudia, gracias por tu comentario. Estoy súper de acuerdo con el hecho de que este tipo de “denuncias no cambiará ni hace mucha diferencia en el actuar de los hombres. Sin embargo, creo que tampoco responsabiliza a la mujer a que se haga cargo (como lo hemos visto siempre). Al menos para mi, la riqueza y la oportunidad que emerge de la creación de esta aplicación, es que hace un vínculo entre el conocimiento experto de la experiencia de las mujeres en la ciudad y la política pública. Al final, la presión es de lo colaborativo a lo estatal. Incluso el hecho de que la aplicación no tenga tanto alcance puede mostrar que esta forma de organizarse tiene que tener (al menos) el respaldo del Estado para su eficacia.

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